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lunes, 16 de marzo de 2015

Palabras De Amor Y Otras Filosofías.

La separación de los amantes.
Igor Caruso.

Una de las experiencias más dolorosas para el hombre -quizá la más dolorosa- es la separación definitiva de aquellos a quienes se ama. En realidad esta Vivencia no es ajena a ninguno de nosotros y puede provocar... un incremento de la rebeldía o la resignación. (Pág.5) Es sabido que muchos amantes liquidan con el suicidio el hecho de la separación. Se objetará que en estos casos se trata de individuos neuróticos o psicópatas. Este juicio [que sólo se hace "después de..."] no puede encubrir el hecho de que la separación amorosa conduce a la pareja a una catástrofe única, que ya "tiene algo que ver" con la muerte y que quizá son precisamente los "psicópatas" y los "neuróticos" quienes no están en condiciones de defenderse del carácter mortal de la catástrofe. La separación amorosa y la muerte son cómplices; la primera se nos presentará como precursora y símbolo de la última. Estudiar la separación amorosa significa estudiar la presencia de la muerte en nuestra vida. (pág. 6) El dolor producido por la separación amorosa corresponde a uno de los más terribles que podamos soportar, si acaso lo podamos soportar como seres "normales". No en vano todos los mitos de la humanidad han equiparado el estado representado de dolor "absoluto" después de la muerte física del hombre pecador, con una total separación del objeto de amor. El reino de las sombras, el infierno, es el lugar de la disociación, de la ausencia, de la separación perpétua y sólo a los dioses o sernidioses les está permitido, superando las leyes de la existencia, descender a este reino para liberar a los amantes y esperanzados. (Pág.7) Aunque nuestro estudio versa sobre el amor supuestamente "imposible", se trata sin embargo de aquel que ha sido satisfecho real y efectivamente y que luego ha sido roto por un sistema de convicciones y convenciones. El "amor desdichado"... en que_.ambos deben ceder a la presión de las fuerzas que sustituyen el amor por un deber represor Y la toma de conciencia por una ideología. Un reflejo de la conciencia esclavizada y del amor humillado puede encontrarse en una expresión de una de nuestras jóvenes estudiadas, expresión que seguramente han repetido innumerables enamorados que se separaron. "Y, sin embargo, no quiero arrepentirme de nada". (Pág.11) ¿Qué significa la represión cuando se refiere a la separación amorosa? Existe un aforismo francés, banal y concreto: partir, c 'e.\'t mourir un peu. Lo curioso y paradójico en la elaboración del duelo,- operante siempre en la separación, es que para conservar la Vida utiliza una represión dirigida contra lo Vivo. El problema de la separación es el problema de la muerte entre los Vivos. La separación es la irrupción de la muerte en la conciencia. La separación puede convertirse en un "escándalo" superior al producido por la muerte física, porque -para salvaguardar la supervivencia- da muerte a la conciencia de un viviente en un Viviente. Pensemos que un ser amó a otro, que hasta determinado día y momento poseyó el cuerpo Viviente, el espíritu viviente, el calor ardiente, la presencia del otro ser. Vió, acarició, sintió, oyó, olió a ese ser, habló con él... Luego se separan estos dos seres, en nombre de una Vida que debe perpetuarse. Sin embargo, la separación tiene el sabor de la muerte -en vida. Y una voz en estos seres les dice (más o menos claramente, según su capacidad de represión): la separación es peor que la muerte. Ambos saben... que cada uno de ellos olvidará al otro. Ésta es la presencia de la muerte en la conciencia y la muerte de la conciencia. El olvido es homicidio en nombre de la Vida y suicidio de la conciencia. Es la recíproca sentencia de muerte, porque en cuanto se condena al otro a la muerte se pronuncia la propia sentencia... El otro no muere en cuerpo viviente, pero muere en mí, es decir, mi conciencia muere y yo arrastraré conmigo ese cadáver que ni siquiera me hará sufrir. ¡Pero esto no es suficiente! (Pág 12-13)

Igor Caruso (1968), Ed. Siglo XXI, México, 1975.

"Aquel amor, frecuentemente crispado, que los unía como un niño enfermo; aquel sentido común de su vida y de su muerte; aquella correspondencia carnal entre ambos, nada de todo aquello existía frente a la fatalidad que decolora las formas de que están saturadas nuestras miradas. '¿La amaré menos de lo que creo?'- pensó. No. Hasta en aquel momento estaba seguro de que, si ella muriese, él no serviría ya a su causa con esperanza, sino con desesperación, como un muerto. Nada, no obstante, prevalecía contra la decoloración de aquel rostro sepultado en el fondo de su vida común como en la bruma, como en la tierra. Se acordó de un amigo que había visto morir la inteligencia de la mujer que amaba, paralizada durante unos meses; le parecía ver morir a May así; ver desaparecer absurdamente, como una nube que se reabsorbe en el cielo gris, la forma de su felicidad. Como si hubiese muerto dos veces: por el efecto del tiempo y de lo que le decía."

André Malraux

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